Demóstenes fue uno de los oradores más relevantes de la historia y un importante político ateniense durante el siglo IV a. de C.
De joven, Demóstenes soñaba con ser un gran orador. De familia humilde, no contaba con recursos para pagar a sus maestros. Y además, tenía otra gran limitación: era tartamudo.
Pese a ello, su persistencia y tenacidad hicieron que superara estas dificultades. Asistió a los discursos de oradores y filósofos prominentes de la época, como Platón. Hasta que por fin llegó el día en que preparó su primer discurso. Tristemente, terminó siendo un gran fracaso. Según Plutarco, durante este primer discurso público, la audiciencia se burló de él, tanto por su tartamudez como por su dificultad para pronunciar la erre.
Estas burlas acentuaron el nerviosismo y el tartamudeo de Demóstenes, quien se retiró entre los abucheos sin terminar su discurso.
Pero Demóstenes nunca desistió de su sueño. En lugar de sentirse desanimado, esto supuso para él un desafío que le llevaría a alcanzar sus metas.
Se convirtió en su propio maestro, hizo todo lo necesario para superar su tartamudez. Se afeitó la cabeza para resistir la tentación de salir a las calles y se aisló día tras día durante años, para practicar los ejercicios que él mismo ideó.Pasaba los atardeceres corriendo por las playas atenienses, gritándole al sol con todas sus fuerzas, para ejercitar sus pulmones.Se llenaba la boca con piedras y se ponía un cuchillo afilado entre los dientes para forzarse a hablar sin tartamudear.Se paraba durante horas frente a un espejo para mejorar su postura y sus gestos...
Así pasaron meses y años, antes de que reapareciera de nuevo ante la asamblea defendiendo con éxito a un fabricante de lámparas, a quien sus propios hijos querían arrebatar su patrimonio. En esta ocasión la seguridad, la elocuencia y la sabiduría de Demóstenes fue ovacionada ampliamente por el público. Demóstenes fue posteriormente elegido embajador de la ciudad.
Su persistencia convirtió las piedras del camino en las rocas sobre las que erguir sus sueños. Por eso...
...Que tus sueños sean siempre más grandes que tus miedos.
Puki.
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